CONCEPCIÓN ARENAL
Principios que convendrá seguir para enlazar la caridad privada
con la Beneficencia pública
Nada hay en la vida moral, social y política de nuestro siglo, que no sea transitorio: donde quiera que nuestros ojos se vuelven, hallan el esqueleto de lo que no vive ya, el germen de lo que no vive todavía. Para llenar el abismo que separa la sociedad que se acabó de la sociedad que empieza, los creyentes acuden con su fe, los visionarios con sus delirios, los pensadores con sus sistemas, la humanidad entera con sus lágrimas. Unos quieren vivir en los vanos recuerdos de lo pasado, otros en las prematuras esperanzas del porvenir; pasan las generaciones sin que ninguna parezca decir: esta época es la mía.
Los sistemas, las instituciones, las leyes todas prueban que no hay nada definitivo en la vida social, y la Beneficencia en España, se resiente en gran manera de este estado transitorio.
Han desaparecido los conventos a cuyas puertas hallaba sustento el miserable. Los reyes, los grandes, los ricos no fundan hospitales ni los dotan a su muerte para que esta santa obra pueda contribuir a la remisión de sus pecados.
La caridad oficial que se llama Beneficencia ha sustituido a la caridad que sostenida por el espíritu religioso auxiliaba a los enfermos y a los necesitados. El Estado representante de la nueva sociedad, ha recibido de la que se extingue la sagrada misión de amparar al desvalido. El Estado ensaya, prueba, duda sobre Beneficencia, como sobre todas las cosas, solamente que estos ensayos, y estas pruebas, y estas dudas son más fatales, son horribles, porque tienen por consecuencia dejar sin auxilio al necesitado, sin amparo al desvalido.
Por donde quiera restos que se desmoronan, embriones informes, locas esperanzas de poderlo todo, cobardes temores de impotencia, voluntades sin poder, poderes sin voluntad, impulsos sin dirección, dirección sin fuerza, duda, confusión, desconfianza; por donde quiera en fin separadas en mal hora La Beneficencia, La Caridad y La Filantropía.
Beneficencia, es la compasión oficial que ampara al desvalido por un sentimiento de orden y de justicia.
Filantropía, es la compasión, filosófica, que auxilia al desdichado por amor a la humanidad, y la conciencia de su dignidad y de su derecho.
Caridad es la compasión cristiana que acude al menesteroso por amor de Dios y del prójimo.
La caridad privada y la Beneficencia pública están separadas. Es preciso enlazarlas. Cuatro son los principios que en nuestro concepto deben seguirse para enlazar la caridad privada y la Beneficencia pública.
1.° Es un deber de la sociedad procurar a los desvalidos la mayor suma de bien posible.
2.° La Sociedad no comprende su alta misión, si cree llenarla con solo hacer bien material.
3.° El Estado aislándose de la caridad privada no puede auxiliar debidamente ni el cuerpo del menesteroso ni su alma.
4.° Existen en la Sociedad los elementos necesarios para consolar todos los dolores, no hay más que armonizarlos.
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